Porque es tucumano, y además el seleccionado nacional cuenta con dos jugadores nacidos en estas tierras, es que vamos a incluir todos los días las notas que realice Nico en Sudáfrica hasta el día del partido.
JOHANNESBURGO, Sudáfrica.- La esperanza puede quedar estrellada contra las estadísticas. No hay manera de discutirles a los números. Doce partidos, todos triunfos de Sudáfrica. Acaso estas cifras puedan minar más de interrogantes el camino de los Pumas, ya afectados por esa barahúnda ocasionada por la cantidad de bajas y ausencias. Sin embargo, no hay forma de ocultar el impulso vigoroso de ciertas personalidades. Y la de Felipe Contepomi es una de ellas. Hombre perseverante y ganador de pura cepa, al capitán argentino, para el caso, también lo avalan los números. "Soy realista de que el momento no nos acompaña, pero más que excusas son adversidades que si las podés sortear de manera positiva te puede hacer más fuerte como equipo. Soy muy competitivo y yo acá vine para ganar", dice enfático, como agotado de que los echen a menos a los Pumas. En la cuenta regresiva al test-match del sábado próximo, Contepomi confía en vencer a los Springboks por primera vez en la historia.
-Este camino minado de problemas, ¿te trae a la memoria otros momentos parecidos?
-Desde que yo tengo uso de razón y juego en el seleccionado, siempre tuvimos bajas, lesiones, problemas por las convocatorias. Se puede decir que no es el momento ideal para enfrentar a Sudáfrica. Se puede decir que la altura tampoco ayuda, y que los primeros días corrías y no podías respirar. Se puede decir de todo, pero nuestra postura es otra: me gustaría pensar que los mejores Pumas son los que están, éste es el mejor equipo.
-¿No te hace acordar al empate con los British & Irish Lions, en 2005?
- Hay gente que le busca la similitud, pero cada partido es especial y más éste que es por un acontecimiento particular e histórico como son los 90 años de Mandela. Más allá de todas las dificultades, es una linda oportunidad y que la veníamos pidiendo millones de veces. Jugar con los mejores y hoy lo tenemos. No debería gastar energía en pensar quién está y quién, no. Obviamente, habría sido lindo contar con Juani [Juan Martín Hernández], Scelzi [Martín Scelzo], Agustín [Pichot], Bosch [Marcelo], todos los lesionados, Nani [Ignacio Corleto], Tiesi [Gonzalo] y Fran Leonelli.
-¿Se puede ganar?-Si yo no pensara que podemos ganar no me gasto ni siquiera en el vuelo que tengo que hacer para venir a jugar con los campeones del mundo. Que se puede, se puede, pero será dificilísimo. Hay una realidad, más allá de la situación de las bajas y los lesionados, y es que estamos por jugar con los mejores del mundo. Y si estábamos completos las posibilidades eran escasas, pero igual vamos a salir a ganar y a hacer nuestro mejor partido para conseguir un buen resultado.
-¿Se puede relacionar este partido con la semifinal del Mundial?
- No, lo de Francia lo tomo en conjunto, como un Mundial. Fue lo mejor que me pasó a nivel rugbístico, entonces, si pienso en Francia, me emociono más que atormentarme. Los Springboks jugaron mucho mejor y fueron justos ganadores. Ojalá que sea más frecuente esto de enfrentarnos, porque nos va a dar en un futuro más posibilidades de ganarles o hacerles mejor partido. Así, la próxima vez que nos encontremos en una semifinal, los Pumas quizá tengan mejores armas para ganar.
-¿Es un desquite?-Son cosas totalmente distintas, aunque sé que son los que nos ganaron. Pero el Mundial es distinto, ya pasó y tengo los mejores recuerdos. No es desquite, es otro equipo, otro proceso, otros entrenadores. Es una ocasión muy linda por los 90 años de Mandela.
-¿Las bajas y las complicaciones aparecieron en el momento más difícil, ya que el equipo tiene el peso de revalidar lo bueno de Francia 2007?
-El gran desafío de este equipo es tratar de mantener a los Pumas en lo más alto del rugby mundial. El tercer puesto de 2007 fue muy bueno y nuestro gran objetivo es el Mundial de 2011, en Nueva Zelanda. Si bien falta bastante, hay que tratar de mantenerse en lo más alto. Tener lesionados nunca es bueno, y creo que hace un poco más difícil el recambio, ya que no es lo mismo ingresar en un equipo con jugadores ya consolidados, que con varios sin demasiada experiencia.
-¿Te sorprendió alguno de los jugadores que recién se incorporaron?
-No me gusta hacer nombres propios porque soy parte del equipo y estoy involucrado. No corresponde que opine sobre algún jugador en particular. Pero sí me sorprende que el rugby argentino siga dando jugadores tan buenos y de mucha calidad, que obviamente tienen mucho para mejorar. Hay un potencial enorme en varios jugadores. Esto da esperanzas para que se sigan haciendo bien las cosas y poner a la Argentina en lo más alto.
- ¿Volverías a la Argentina?-Sí, voy a volver. Hoy estoy viviendo afuera por el rugby más que nada. Si yo tuviera la organización y la estructura que tengo en Irlanda para entrenar, jugar al más alto nivel y poder desarrollarme en la medicina [N. de la R.: se recibió de médico en la Royal College of Surgeons, en Dublín, donde está haciendo la residencia] a la Argentina vuelvo mañana. Eso lo tengo claro. Pero, lamentablemente, no están dadas las cosas para que vuelva. Para estar en los Pumas no necesariamente tengo que jugar afuera, pero sí para jugar en el primer nivel. Y a mi edad cuesta el doble ponerte bien físicamente. Yo no lo digo por calidad, sino por la estructura. En Irlanda tengo todo bien organizado: me levanto temprano y voy al hospital; me entren o individualmente con un preparador físico y en el club, y tengo una buena competencia los fines de semana. Todo eso hace un conjunto de cosas que me permite estar al máximo nivel. Si voy a la Argentina, tal vez, tenga preparación física, pero después voy a pasarme tres horas arriba de un auto para irme de un hospital a otro y después no te da el tiempo para nada. Mi meta es seguir en los Pumas hasta 2011, pero en realidad es hasta donde el físico pueda y aguante. A esta edad [el 20 del actual cumplirá 31 años] los plazos son más cortos, por lo menos, quiero jugar este año y el que viene.
Nicolás Balinotti, enviado especial de La Nación.
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