La frase que hiciera famosa el peluquero más mediático del país, Roberto Giordano, sirve para iniciar esta nota.
La máxima "No me peguen, soy Giordano", fue acuñada una triste noche después de un clásico Boca-River en el que el estilista de famosos y no tanto, fue atacado y patoteado por un grupejo de delincuentes disfrazados de hinchas.
Viene a cuento esta frase porque me llegaron versiones de gente muy ligada al grupo arbitral tucumano, que se sintió molesta por el comentario publicado en este blog, que fuera levantado de un medio de Salta, sobre la actuación de Eduardo Sacur en el partido Universitario-Lawn Tennis.
Vale aclarar dos cosas: primero, siempre defendí a los árbitros porque considero que pueden equivocarse como cualquier ser humano. Vale como prueba uno de los últimos post donde expreso -antes de enterarme sobre estos comentarios- que aquellos que no le tienen confianza a un árbitro porque supone dirigirá con alguna animosidad, entonces que no juegue al rugby.
Segundo, y siendo coherente con el pensamiento anterior, mi intención de publicar lo que se dijo de Sacur no fue con ninguna animosidad. Ni para con la persona de Sacur ni contra nadie en especial.
Por el contrario: fue dar a conocer, simplemente, lo que piensa la mayoría (sólo hay que navegar un rato por la red para darse cuenta) de los salteños con respecto al arbitraje y al torneo. Suponen -no todos pero sí una gran mayoría- que nadie quiere que salgan campeones. Y que se pondrán todas las trabas que sean necesarias para que no suceda lo que en 1999 (Gimnasia y Tiro compartió título con Huirapuca).
Si esto es así, me remito al primer punto.
Por otro lado y para terminar, nadie está excento de la crítica. Ni siquiera yo. No tengo la verdad absoluta.
Y quien así lo crea, entonces, que arroje la primera piedra.
Lo que sí creo es que siempre fui claro con mis conceptos. Pero el que no lo entendió así, entonces, no puedo hacer nada para cambiar su parecer.
Lo que sí me hubiera gustado es que los que se sintieron afectados por la nota que, a fin de cuentas yo no escribí (aunque sí publiqué), me hubieran hablado. O escrito. Aquí mismo, en el blog.
Tal vez nos hubiéramos puesto de acuerdo. Y como en el rugby, de enfrentarnos, de rivalizar, hubiéramos compartido un "tercer tiempo".
Lástima. Perdimos una gran oportunidad.
Hasta la próxima.
Un abrazo
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