¡Qué triunfo! Se lo vivó a mil, con la tensión recorriendo cada punto nervioso del cuerpo. Esta 30 a 15 es la continuación del mensaje que enviaron Los Pumas en el debut, ni más ni menos. Y esta vez se lo disfrutó como tenía que ser porque se cumplió con el primer objetivo: pasar a la próxima ronda y quedar en el grupo de los ocho mejores equipos del mundo.
Se lo merecen. Se lo merecen y nos lo merecemos, porque desde aquí también hicimos fuerza y nos sentimos representados por esos gladiadores que soportaron hestoicamente los embates de una selección herida como la de Irlanda, con el orgullo tocado por los malos partidos que hizo en el Mundial y con la sangre en el ojo por los partidos perdidos con Argentina.
Había tensión. Se notaba en el ambiente. Esas 60 mil almas que se dedicaron a alentar a la selección verde se hicieron sentir.
Había que soportar la presión de los primeros minutos. Y Los Pumas lo hicieron. Fueron quince minutos de griterío incesante, tanto de franceses como de irlandeses, esperando vulnerar el todavía virgen in-goal argentino.
La defensa fue fundamental. Concentrados al máximo, con una tercera línea titánica en su esfuerzo por cubrir toda la cancha y los hermanos Contepomi construyendo una muralla por el centro de la cancha. No sólo impidiendo pasar a los irlandeses (O’Driscoll y Darcy intentaron constantemente penetrar por allí) y siendo efectivos con los tackles, sino también haciéndoselos sentir.
Superada la presión, un gran ataque argentino terminó en el try de Lucas Borges, atacando por el ciego luego de un scrum casi a cinco yardas. Argentina ganaba 5 a 0. No convirtió Felipe y ya había malogrado un penal que era factible en los papeles. Creía que iba a ser una mala tarde para el mellizo pero se recompuso al final del primer tiempo, al cual ya vamos a llegar.
Un penal irlandés acercaba en el tanteador pero inmediatamente Juan Hernández, uno de los mejores de la cancha, contestó con un drop primero y después, cuando le convirtieron el primer try a Los Pumas. Esas dos acciones, respondiendo en el marcador inmediatamente, fue también un golpe sicológico para los irlandeses que estaban más empeñados en pelearse con los argentinos que con el objetivo: ganar y convertir punto bonus. El otro golpe sicológico vino a través de una genialidad.
Un bomba de Hernández, bien tomada por él en el aire, terminó en la punta con el try de Horacio Agulla y el silencio se adueñó de Parc des Princes. Sólo se escuchaba el aliento de los pocos argentinos. Allí respiramos todos. Los irlandeses también porque por poco, Juani Hernández asienta al final del primer tiempo otro try que hubiera significado prácticamente su despedida del Mundial. No acompañó la fortuna. Terminó 18 a 10 el resultado al finalizar la primera parte.
Descanso y hablar de nuevo porque la situación irlandesa era más complicada ahora y se iban a venir como malón. Trabajar la concentración en el juego y en la defensa era fundamental.
Así se hizo. Convirtiendo en puntos todas las faltas posibles. Ellos se animaron, atacaron por toda la cancha, intentaron una y otra vez pero la defensa, ese marca registrada, pudo más. Y no importó que por un yerro, por ansiedad, haya quedado un hueco por donde se filtró Murphy y asentara el segundo try de Irlanda. Tal vez fue el momento pico del encuentro, porque después Argentina se hizo cargo del partido, trabajó la presión de Irlanda (pateó al fondo para que le costara remontar al conjunto verde) y con presión ganaba metros. Robó pelotas importantes pero no las hizo try, sí las convirtió en puntos.
Y con dos precisos y mortales drops, Juan Hernández le dio el golpe de gracia a Irlanda.
Se lo merecen. Se lo merecen y nos lo merecemos, porque desde aquí también hicimos fuerza y nos sentimos representados por esos gladiadores que soportaron hestoicamente los embates de una selección herida como la de Irlanda, con el orgullo tocado por los malos partidos que hizo en el Mundial y con la sangre en el ojo por los partidos perdidos con Argentina.
Había tensión. Se notaba en el ambiente. Esas 60 mil almas que se dedicaron a alentar a la selección verde se hicieron sentir.
Había que soportar la presión de los primeros minutos. Y Los Pumas lo hicieron. Fueron quince minutos de griterío incesante, tanto de franceses como de irlandeses, esperando vulnerar el todavía virgen in-goal argentino.
La defensa fue fundamental. Concentrados al máximo, con una tercera línea titánica en su esfuerzo por cubrir toda la cancha y los hermanos Contepomi construyendo una muralla por el centro de la cancha. No sólo impidiendo pasar a los irlandeses (O’Driscoll y Darcy intentaron constantemente penetrar por allí) y siendo efectivos con los tackles, sino también haciéndoselos sentir.
Superada la presión, un gran ataque argentino terminó en el try de Lucas Borges, atacando por el ciego luego de un scrum casi a cinco yardas. Argentina ganaba 5 a 0. No convirtió Felipe y ya había malogrado un penal que era factible en los papeles. Creía que iba a ser una mala tarde para el mellizo pero se recompuso al final del primer tiempo, al cual ya vamos a llegar.
Un penal irlandés acercaba en el tanteador pero inmediatamente Juan Hernández, uno de los mejores de la cancha, contestó con un drop primero y después, cuando le convirtieron el primer try a Los Pumas. Esas dos acciones, respondiendo en el marcador inmediatamente, fue también un golpe sicológico para los irlandeses que estaban más empeñados en pelearse con los argentinos que con el objetivo: ganar y convertir punto bonus. El otro golpe sicológico vino a través de una genialidad.
Un bomba de Hernández, bien tomada por él en el aire, terminó en la punta con el try de Horacio Agulla y el silencio se adueñó de Parc des Princes. Sólo se escuchaba el aliento de los pocos argentinos. Allí respiramos todos. Los irlandeses también porque por poco, Juani Hernández asienta al final del primer tiempo otro try que hubiera significado prácticamente su despedida del Mundial. No acompañó la fortuna. Terminó 18 a 10 el resultado al finalizar la primera parte.
Descanso y hablar de nuevo porque la situación irlandesa era más complicada ahora y se iban a venir como malón. Trabajar la concentración en el juego y en la defensa era fundamental.
Así se hizo. Convirtiendo en puntos todas las faltas posibles. Ellos se animaron, atacaron por toda la cancha, intentaron una y otra vez pero la defensa, ese marca registrada, pudo más. Y no importó que por un yerro, por ansiedad, haya quedado un hueco por donde se filtró Murphy y asentara el segundo try de Irlanda. Tal vez fue el momento pico del encuentro, porque después Argentina se hizo cargo del partido, trabajó la presión de Irlanda (pateó al fondo para que le costara remontar al conjunto verde) y con presión ganaba metros. Robó pelotas importantes pero no las hizo try, sí las convirtió en puntos.
Y con dos precisos y mortales drops, Juan Hernández le dio el golpe de gracia a Irlanda.
Ya no hacía falta más. Argentina pasó la primera ronda, festeja y ahora, que venga Escocia. Los estamos esperando.
La perla: el gran partido de Longo. Junto con Hernández y Juan Fernández Lobbe, fueron los máximos referentes de este equipo.
La clave: la defensa y golpear en los momentos justos.
El “otro” partido: el que vivieron Felipe Contepomi y Bryan O´Driscoll. Era necesario? Pudo ser negativo para Los Pumas. Esta vez nos salió bien. Que no haya otra que podamos lamentar.
La perla: el gran partido de Longo. Junto con Hernández y Juan Fernández Lobbe, fueron los máximos referentes de este equipo.
La clave: la defensa y golpear en los momentos justos.
El “otro” partido: el que vivieron Felipe Contepomi y Bryan O´Driscoll. Era necesario? Pudo ser negativo para Los Pumas. Esta vez nos salió bien. Que no haya otra que podamos lamentar.
1 comentario:
ojo con escocia, que Patterson es infalible a los palos. En toda la primera fase no erró una patada.
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