sábado, 16 de abril de 2011

Naranja agria


Alvaro López González, despidiéndose del seleccionado ante sus compañeros.

Ese fue el sabor que le quedo al conjunto Tucumano al empatar 20 a 20, en la semifinal frente al seleccionado de Buenos Aires y reglamentariamente quedó eliminado.

Las “Águilas” plantearon muy bien el partido, ejercieron un dominio territorial y control de la ovalada, Tucumán contrarresto haciéndose dueño de las formaciones fijas, aunque las indisciplinas se pagan caras y allí estuvo la diferencia.

En realidad, la paridad fue total y el reglamento determino quien debía pas

ar. Los locales fueron los protagonistas, pues propusieron los errores y la garra y el corazón para hacer de los últimos minutos un encuentro no apto para gente con problemas cardíacos.

Queda el sabor agrio de haber entregado todo y no poder acceder a la final, pero el horizonte pinta bien para los tucumanos, porque cuenta con el material humano para sostener y avanzar su evolución y el proyecto de los entrenadores, de hacer un juego completo y dinámico en todos los sectores del campo de juego. La carga que pesará será el no retener los dos campeonatos logrado el año anterior.

"Son muchos años, una carga emocional grande. Cuando uno se hace más grande y le toca laburar o estudiar, se hace mucho más duro el hecho de entrenar y seguir jugando. Estoy muy emocionado y agradecido a mis compañeros que a lo largo de casi diez años compartimos esto tan lindo que es La Naranja. Seguiré jugando en el club hasta que me corran. Pero el seleccionado es un extra, un plus que hay que ponerle que a esta altura se me hace difícil y quería despedirme de la mejor manera, con una final en Tucumán. No se pudo pero guardo el mejor de los recuerdos con esta camiseta", dijo Alvaro López González quien dijo unas emocionadas palabras al grupo al finalizar el partido

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