AplAuSos, x FAvoR

Tal vez no fueron necesarios. Tal vez alguien comenzó y otro más lo siguió, y otro, y otro.... y así. El cerrado aplauso con el que el público despidió la vuelta olímpica (si se puede decir) de los jugadores de Buenos Aires tras haber ganado su 33º título, fue lógico, merecido y elocuente.
Las Aguilas pasaron con su vuelo rasante de calidad sobre la esforzada Naranja, que puso todo, que exprimió sus fuerzas al máximo pero no pudo hacer nada ante la parafernalia desplegada por los, auténticamente, campeones argentinos.
¿Hablo de más? No, amigo, no... Y no se enoje. Que yo fui a la cancha, estuve adentro y me desprendí de mi supuesta "chapa" de periodista y putié de lo lindo: contra el árbitro, contra los porteños, contra... mi impotencia, bah.
Esa impotencia de ver fantasmas donde no hay y ver cómo a nuestros chicos (todavía chicos algunos)les falta un poco más para madurar jugadas,corregir sobre la marcha y en velocidad, para encontrar los huecos y aprovecharlos.
Encontramos uno y fue try del, para mí, el mejor jugador tucumano de la final: Gabriel Azcárate. Con ese desparpajo propio de su juventud y de irrespetuosidad bien entendida con que debe jugarse una final. Estuvimos "ahí" y no pudimos aprovecharlo. Así lo entendió Ricardo Le Fort, uno de los entrenadores de Tucumán. Esto les dijo a los chicos al finalizar el partido.



Fue para Buenos Aires porque fueron superiores, sin discusión, por mal que nos pese. Los aplausos son merecidos de parte de un público que fue a ver un espectáculo. Esa fue la sensación que tuve. La Caldera del Parque 9 de julio no funcionó como otras épocas, como otras tardes, otras noches: la noté más fría. Desde el comienzo nomás con una tímida bienvenida a los tucumanos, lejos del rugir de otras épocas. ¿Preveían acaso una derrota?... No lo creo. Sin embargo, el público apoyó en los momentos más calientes del partido, cuando parecía que se podía, el aliento no se hizo esperar.
Y qué decir de los "gladiadores" naranjas que defendieron a muerte su in-goal (salvaron cuatro tries prácticamente hechos) e intentaron por todos lados vulnerar la infranqueable defensa de Buenos Aires. Después el físico, agotado por tamaño esfuerzo, no dio para más. Pero ya habían hecho más que suficiente: llegaron otra vez a una final. Y con tantos chicos en el plantel, futuro es lo que les sobra.
Lo bueno sería que tuvieran las mismas posibilidades de progreso, de trabajo, de infracestructura como los porteños (tenían 9 Pumas en su equipo) para que sea todo más parejo. Así sentiríamos que el resultado fue mucho más justo (lo es, no le quepa duda pero...).
Párrafo aparte para Tristán Molinuevo: no fue su noche y tendría que haber sido. No embocó cuando tenía que hacerlo y Tucumán más lo necesitaba. Pero eso no borra el excelente torneo que hizo y ¿quiere que le diga algo?...Hay que estar adentro. Ud. dirá: "en la cancha se ven los pingos"... Sí, estimado, tiene razón. Pero ¿sabe una cosa?: tengo que reconocer que esta vez, los "pingos" vinieron de afuera.
Un abrazo para Uds., un saludo de galera para los campeones argentinos y un apretado y sincero abrazo para los dignísimos subcampeones argentinos.
¡GraNDe, TUCuMán!
Hasta el próximo Campeonato Argentino.
Aquí les dejo la vuelta olímpica de Buenos Aires.