En realidad, no lo sabemos. Desde acá despotricamos contra la historia, números, estadísticas o como quiera llamarle porque, justamente, no tiene nada que ver con el futuro. Decíamos que cada partido construye su propia historia, con los mismos o distintos protagonistas. Por lo que los números quedan en eso solamente. Y sólo sirven para vestir una nota. Nada más.
Pero hay algo que uno debe hacer con la historia y es tratar de conocerla para no cometer errores.
Córdoba aprendió bien la lección. Dos veces fueron suficientes para saber cómo jugarle a Tucumán en semifinales e intentar torcer lo que parecía inevitable: que La Naranja llegue a su cuarta final consecutiva.
Y estuvo a punto de lograrlo. Más allá que pudo ayudarle el tiempo para que la pelota no volara tan fácilmente hacia las puntas. Jugando cortito, juntando forwards, peleando de igual a igual a ese pack tucumano que había sido netamente superior a sus anteriores rivales.
Aquí también habíamos dicho que no sabíamos cómo iban a reaccionar esos ocho gladiadores vestidos de naranja contra un pack que le hiciera la misma fuerza. Menos nos hubiéramos imaginado cómo se comportaría si el rival le hiciera el mismo juego.
Y Tucumán sorprendió con su tranquilidad para disputar las pelotas divididas y la frialdad de Tristán Molinuevo para concretar en puntos la impotencia cordobesa. En el pie del apertura tucumano volvió a estar la clave para ganar un partido (importantísimo volverse con puntos cuando se cruza el campo contrario), sobre todo, cuando el juego está tan cerrado.
Del partido hay poco para decir. De Tucumán, que todavía falta mejorar para llegar afilado a una definición, nada menos, que contra los "viaticados" de Buenos Aires.
Igualmente, haber llegado a una cuarta final consecutiva, no es cosa de todos los días. Quiere decir que todavía hay buena madera y hay que seguir luchando para mejorar, para ser los primeros.
De Córdoba, el aliento desde este blog novato, principiante, que espera le quede mucho camino, porque se pararon dignamente a jugar de igual a igual y estuvieron muy cerca de llevarse el triunfo. Mostraron que tienen garra y orgullo para llegar donde llegaron.
¿La final? Bueno, es el próximo sábado con los protagonistas que todos habían esperado. Y el candidato a llevarse el título no es precisamente el local.
Sinceramente, esperemos que me haya equivocado en el título.
Hasta la próxima.
Fotos: La Gaceta
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