domingo, 7 de octubre de 2007

Sacré Blue!!!


Cuando chico, leía mucho las historietas que venían en las revistas D’Artagnan, El Tony, Intervalo y otras que solía comprar mi adorada tía Martha.
A ella le gustaban las historias de amor que venían allí, bien de telenovela. Yo comencé a reirme con dos en particular: “Mi novia y Yo” (las desventuras de un periodista y su novia) y “Pepe Sánchez” (un detective al estilo de 007 pero con el estereotipo del chanta bien porteño que muchos confunden con el resto de Argentina).
También comencé a engancharme con “Gilgamesh” y “Nippur, de Lagash”. Mucho tiempo después descubrí que la narrativa de todas estas historietas pertenecían a un mismo autor: Robin Wood.
Me gustaba también una que se llamaba “La legión extrajera”. Era un batallón que peleaba en el desierto y narraba la historia de algunos hombres en particular o del grupo, integrado por extranjeros que juraban defender la bandera francesa.
La Legión existe en realidad. No fue inventada por el escritor. Establecida en 1831, fue creada como una unidad para voluntarios extranjeros y utilizada principalmente para proteger y ensanchar el imperio colonial francés durante el siglo XIX.
Eran épicas las batallas que leía en esa revista y cuando algún francés se veía sorprendido, decía “Sacré Bleu”…Eso me pasó ayer sentado en el sillón observando el partido que Francia le ganaba 20 a 18 a Nueva Zelanda. El partido terminó y no hice más que pensar en esa frase que encierra sorpresa, insulto y maldición. Como una descarga a tierra.
Sobre todo pensé en esa frase luego que veía que los All Blacks contaban con diez puntos de ventaja en el descanso (13-3), gracias a un try de Luke McAlister y aunque no hubo una clara superioridad de los hombres de gris (otra vez cambiaron las camisetas) los neocelandeses se veían relajados y prácticamente lo tenían ganado el partido. Pero los franceses se recuperaron en el segundo período. Uno por lo cambios que introdujo el entrenador Bernard Laporte y otro por la fortuna que tuvieron: se lesionaron los conductores de los All Blacks casi al unísono, el apertura Dan Carter y su medio scrum
Byron Kelleher. Esto le restó juego y efectividad a los palos a los neocelandeses.
También supo aprovechar el hombre de más que tuvo por la amonestación de McAlister donde logró acercarse al marcador al concretar un penal y el try de Thierry Dusautoir, emparejando las acciones en 13 puntos.
Pero los neocelandese, entrando cortito con sus forwards, asentaron otra vez gracias al empuje de So’oialo y se fueron arriba 18 a 13.
El ingreso de Michalak, con una admirable convicción junto con el grandote Chabal, hizo que Yannick Jauzion, a diez minutos del final, concretara otro try para los bleus y de esta forma pasara a ganar el partido por dos puntos.
El resto fue concentración y tackle francés. El partido se iba y los All Blacks ya no eran los temibles de la primera fase (también salió lesionado uno de sus mejores hombres, Jerry Collins) y el cuco se iba desvaneciendo.
Con el pitazo final, los All Blacks conocieron con esta derrota su eliminación más prematura en una Copa del Mundo.
Y los franceses vuelven a casa con una victoria que los catapulta a semifinales, para disputar contra Inglaterra un lugar en la final. El lugar que habían preparado desde el comienzo, soñando ahora más fuerte que pueden ser por primera vez campeones del mundo.


Fuente: AFP, BBC, rugbytime y apichot

1 comentario:

Richardprc dijo...

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