Parecerían que las palabras huelgan. Que todo lo que uno pudiera decir de estos maravillosos jugadores que conformaron Los Pumas y lograron el tercer puesto en el Mundial, sería poco para describir lo que hicieron, lo que intentaron y lo cerca que estuvieron.
Por eso los saludo campeones. No por el 34 a 10 a Francia, ganándole el segundo partido y esta vez de manera indiscutible, sino por estos ocho años y más, en algunos casos, de pura, comprometida, e inmensa entrega.
Porque son campeones del esfuerzo.
Campeones de la constancia.
Campeones del sacrificio.
Campeones en la perserverancia.
Campeones de la dedicación.
Campeones de la dedicación.
Campeones del orgullo.
Campeones en la adversidad.
Campeones del batallar incesante.
Campeones del tackle, duro y efectivo.
Campeones del coraje.
Campeones de la humildad.
Campeones de la garra.
Campeones de la solidaridad.
Campeones en la consolidación de un excelente grupo humano.
Campeones de permitirse no tener un sólo crack sino varios. Y no morir en el intento.
Campeones de la convivencia.
Campeones del talento.
Campeones del buen juego.
Campeones por su inteligencia.
Campeones por ser buenos intérpretes de quien diagramó estrategias.
Campeones en emotividad.
Campeones en la sinceridad de las lágrimas por dejar todo en la cancha, antes, durante y después del partido.
No llegaron al título. ¿Y qué?
No llegaron al título. ¿Y qué?
Se ganaron más que eso: el respeto. Hicieron historia. Nadie les va a quitar eso.
En días venideros, cuando hablen del "famoso" equipo de Los Pumas, se hablará de ellos: de Pichot, de Hernández, de Corletto, de Roncero, de Ledesma, de Longo, de Juan e Ignacio Fernández Lobbe, de Albacete, de Hasán, de Leguizamón, de los hermanos Contepomi...
Se hablará de la cruzada argentina por conseguir y ganarse un espacio entre los grandes.
Se hablará de la cruzada argentina por conseguir y ganarse un espacio entre los grandes.
¿Esperaban que analice el partido? No, no me puedo permitir eso. Porque este partido no tiene análisis.
A este partido lo ganaron con el corazón más que con la cabeza. Y cuando el corazón late fuerte, no hay razón que valga para intentar analizar todo lo que hicieron en la cancha. Todo es habladuría. Todo queda en la nada, como las declaraciones de Poitrenaud antes del partido.
¿Y el champán?
El champán, lo tomamos nosotros. ¡¡Salud, campeones!!! Que esta noche es nuestra y vamos a disfrutarla a pleno. Ya me tomé un par de cercezas y voy por más. Acabo de disfrutar de un excelente partido de rugby, por lejos, el mejor de la Argentina en el Mundial.
Y ese placer, el ser testigo de un hecho histórico, inmenso, sublime, no me lo quita nadie.
¡¡Salud!! (alguien dijo salud por ahí) Que yo también quiero festejar por estos titanes que dejaron en su despedida el mejor legado: su alma, por la camiseta y el amor al juego.
Eso vale más que los premios y los contratos supermillonarios.
Los que vendrán tienen un compromiso mayor: seguir el ejemplo y superar lo realizado. Será una tarea ardua pero no desde cero porque ya se mostró el camino. Que no quede en el olvido es el pedido de los que amamos este deporte.
¡¡Salud, Pumas!! Se lo merecen.
Yo también festejo. Quiero embriagarme de alegría y sentir, tan solo por un momento, la inugualabre felicidad de un Puma.
Un abrazo. Hasta la próxima.
Fuente: La Nación on line, BBC news
1 comentario:
espectacular lo de Los Pumas!!!
Pero queria destacar a 7 jugadores que para mi entender sobresalieron por sobre el restro en este inolvidable mundial: Roncero (creo que el mejor pilar del mundial), Albacete, Juan Fernandez Lobbe, Pichot, Hernandez, Felipe Contepomi y Corleto.
un abrazo!
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