domingo, 23 de septiembre de 2007

El último escalón

Ya estamos ahí. El 63 a 3 de Los Pumas ante Namibia trajo aparejada no sólo la alegría por la victoria sino el hecho de saber que Argentina está bien de la cabeza. Y sigue jugando con el corazón. Porque cuando las cosas no salían, apareció el corazón grande, gigante de Juan Leguizamón, de Patricio Albacete, de Juan Fernández Lobbe y de Rodrigo Roncero, para mí, los mejores del encuentro de ayer. El tackle, marca registrada, estuvo presente desde el minuto uno hasta el 80.
Era cuestión de esperar, tener paciencia y tratar de jugar cuando se podía. Los primeros minutos, los veinte primeros minutos, fueron decisivos para mostrar el aplomados andar de Los Pumas como equipo. Algunos jugadores estaban nerviosos pero de a poco, fueron encontrando el camino y cuando se abrió el in-goal, pudimos gozar del juego argentino, ese que venimos reclamando desde hace rato: abriendo la pelota, cambiando los frentes de ataque, enviando falsos para entrar más profundo. Jugando un rugby completo.
En los papeles, Namibia no debía ser problema para Los Pumas y en realidad no lo fue. Pero en esa primera parte, complicó con sus delanteros, ensuciando las salidas argentinas, jugando al límite y temí por la reacción de los jugadores argentinos (como cuando el segunda línea, Wacca Kazombiaze, le tiró del pelo a Agustín Pichot en un ruck). Y ahí me dí cuenta de la madurez de este equipo.
“El partido está controlado”, me dije a pesar de que el tanteador me decía lo contrario. Es que se notaba, se percibía que en algún momento, Namibia no iba a poder mantener el ritmo que le propusieron Los Pumas. Y llegaron los tries.
Eso dio más tranquilidad y ahí sí, el equipo se soltó. Para mí fue importantísimo el try de Juan Leguizamón, por la confianza que le dio no sólo a su juego (un premio a su sacrificado esfuerzo) sino también al resto de sus compañeros.
Lo que siguió después, fue más emotivo: el recambio de los jugadores preservando a los “titulares” (en realidad, son todos titulares en este equipo porque no se resintió la estructura en ningún lado) y el ingreso de Longo (que tenía unas ganas que lo traicionaron en los primeros minutos que estuvo en la cancha) y el Ninja Todeschini, asentando el último try argentino coronando una gran actuación grupal, besando el Puma en su corazón y recibiendo el aliento de todos sus compañeros para lo que fue una semana difícil para él.
Y después, el festejo. Creo que se lo merecían. Festejaron más que en el debut. Se quedaron varios minutos saludando a los argentinos que fueron a alentar en el estadio Velodrome de Marsella.
Ya estamos ahí. Falta un paso, tal vez el más grande y más largo. El último esfuerzo para llegar a semifinales.
El último escalón tiene una alfombra verde. Hay que subir pisándola fuerte. Tan fuerte como cuando cantamos el himno.

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