sábado, 15 de septiembre de 2007

No te vayas, quiero verte otra vez




Intento imaginarme qué sintieron los jugadores de Portugal dentro de esa cancha en el estadio Gerland, de la ciudad de Lyon, presenciando in situ la danza de los All Blacks y su grito guerrero, con más de 40 mil personas sentadas ahí para presenciar una goleada histórica, la segunda del Mundial y, justamente, en ese mismo campo de juego. La primera fue la de Australia sobre Japón el sábado pasado por 91 a 3.
Sí, fue goleada y tal vez esta no sea la noticia. Los All Blacks ganaron por 108 a 13 e incluso para algún desprevenido que no se levantó a las ocho de la mañana, seguramente dirá “era de esperarse”.
Pero lo que nadie esperó y seguramente menos los hombres de negro, fue que el debutante del Mundial le jugara de la manera que lo hizo. Mucho más concentrado que Italia (los All Blacks ‘apenas’ ganaban 12 a 0 a los 20 minutos), con ese espíritu indomable del rugby como bandera, sacando fuerzas de donde no tenían, jugando al rugby siempre, arriesgando, faltándole el respeto a la máquina de alquitrán.
Sobre los 22 minutos hay una jugada que pinta por entero lo que significó este partido para los portugueses: pelota recuperada en el fondo portugués, patada de rastrón que superó la marca y el medio scrum neocelandés Brendan Leonard que llegó como si fuera un defensor de fútbol sacando la pelota afuera en el instante que el apertura Pedro Carvalho llegaba con oportunidad de asentar el try. Se miraron ambos jugadores por un instante y la sonrisa cómplice de ambos dijo todo. No hicieron falta palabras. ¡Y felicitaciones al cámara y al director de ese partido por rescatar ese instante! Allí el espíritu real de ese juego estuvo presente. Los dos equipos lo disfrutaron: uno de cada forma. Los All Blacks con la obligación de concretar una diferencia enorme por su capacidad física, técnica y para justificar la cantidad de millones de dólares que gastan anualmente.
Portugal, con su humildad para jugar cada pelota, con la fortaleza para bancarse cada tackle, con la bravura para ir al frente a pesar de que sabían que enfrente estaba esa enorme pared humana.
Los primeros puntos de Portugal fue un drop de su apertura Carvalho que fue festejado por todo el estadio. 12 a 3 era resultado y fue lo más cerca que estuvieron en el resultado desde que comenzó el partido. Después, fue un monólogo negro de tries que sumaron 52 puntos al finalizar la primera parte.
En el segundo, la insistencia y tenacidad portuguesa tuvo su premio: el primer try que convirtieron en su corto historial mundialista a los All Blacks ¡qué alegría para Rui Cordeiro y todo su país! Lástima que quedó allí porque otra vez la monumental maquinaria neocelandesa volvió a funcionar y otros 50 puntos se sumaron a los que ya habían hecho, llegando a la cuenta de 113.
Los últimos diez minutos le sobraron al partido porque Portugal ya no tenía aire, ni fuerzas, ni piernas, ni ganas de seguir jugando.
Pero sí tenían el orgullo bien alto por jugar al rugby como lo hicieron y se ganaron el respeto de todos los que vimos el partido.
¡Salud, Portugal! Por dejar respirar el aire puro del espíritu rugbístico.

La perlita: el desagradable e innecesario gesto del centro neocelandés Conrad Smith de eludir sobrando dentro del in-goal a un rival para asentar bajo los palos.

PD: Saludos a Daniel "Huevo" Hourcade, un tucumano apasionado por el rugby, ex técnico del seleccionado tucumano y que se fue a Portugal a sumar experiencia y terminó como colaborador de los entrenadores portugueses. Hoy disfruta en Francia de estar en un Mundial. Un orgullo para nosotros.
Fotos: bbc.co.uk

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