lunes, 28 de julio de 2008

'Strano, ma sono anche in Italia'

(Extraño pero estoy bien en Italia)
Pablo Chiappini con su último club, L'Aquila. Ahora jugará en Brescia.
Pablo Chiappini está de vacaciones en Tucumán hasta que comience otra temporada en Italia, donde juega desde 2003 . Su carrera, sus anhelos, sus frustraciones. Todo lo que vivió el ex centro de Universitario en estos seis años nos cuenta en esta nota.

- ¿Cuando te fuiste?

- Me fui en enero del 2003, empezó la aventura.

- ¿Y cómo te fue en esa aventura?

- Si hacemos un balance de lo que fui a buscar me fue muy bien, con sus altas con sus bajas, por supuesto. Yo llegué ese año al Amatori Catania y ascendimos de la Serie B a la Serie A. Después ascendimos de la Serie A al Top Ten. Al año siguiente me fue mal porque no tuve la consideración de los entrenadores, por lo que jugué muy poco. Después pasé a Rovigo. Allí deportivamente me fue bien y jugué bastante, tanto de apertura como de centro, aunque sabía que iba como segundo de Pepe Canavacca, un histórico del rugby italiano. Después le dí prioridad al juego y pasé al Benevento. Quería jugar y venía de dos años malos. Ese equipo es un club del sur de Italia, que hizo mucho esfuerzo en traerme. Allí la pasé bien y tuvimos un gran año. Jugué todos los partidos e hice 239 puntos. Además hice muchos amigos como el Osito Rodríguez, Mariano Gastaldi, el Pelao Sánchez de Salta, Luciano Monti del SIC, un segunda línea australiano Joshua Clemont, un gran tipo, un grupo muy lindo realmente. La verdad que la pasé bien y al año siguiente, en Serie A, estuve en el L’Aquila (foto izquierda) que es un equipo histórico de Italia pero que descendió por motivos reglamentarios. El desafío era subir pero lamentablemente perdimos la final con Roma, que venía trabajando bien en su estructura desde hace tres años.


Para quienes no lo conocen, Pablo Chiappini tuvo su gran aparición a mediados de los 90', donde comenzó a ser visto por los seleccionadores nacionales y provinciales en la M-19. Fue campeón en esa división con Los Naranjitas en el '95 y '96 y con los Pumitas en el '96. Ganó los títulos con Universitario del '97, '98 y 2002. Participó con La Naranja en el equipo Desarrollo en el '99 y en la mayor y también vistió la celeste y blanca con Los Pumas Desarrollo, lo que hoy sería Argentina A. Siete años a 'full' en Tucumán y otros seis en Italia. Jugaba de centro o apertura, por su potente patada. Se entiende: el muchacho jugó al fútbol durante dos años cuando adolescente pero eligió el rugby.

- Elegiste bien ¿Y ahora qué viene?

- Ahora le dí prioridad a mi familia porque con Mariana, mi esposa, tenemos un hijo, Mateo, recién nacido que cumple un año ahora en agosto. Entonces, por una serie de razones de índole particular y laboral, preferí jugar en el Brescia, cerca de Milano, con el que comienzo la temporada dentro de poco. Por eso sigo entrenando (foto izquierda, en RC Gym).

- Seguís en Italia, entonces ¿por cuantos años más?

- Sí, sigo en Italia y, jugando, seguro por un par de años más. Con Sergio Cerioni, que es mi representante y amigo, tenemos unas ideas para comenzar a trabajarlas y antes, por razones de distancias, no podíamos juntarnos. Pero ahora será distinto porque estaremos apenas a unos 50 minutos de distancia. Después de los dos años, veremos. La idea es volver pero yo veo que aquí cuesta mucho, demasiado y nosotros tenemos una vida tranquila allá. Este año es importante para mí porque será un quiebre en todo sentido.

- ¿Fue difícil para vos y tu señora el cambio deportivo y social?

- El cambio de rugby un poco sí. No es rugby 100% profesional. Y en cuanto a la vida social ahora te puedo decir que estoy acostumbrado. Es raro, pero cuando vuelvo me cuesta un poco más, es como me siento desencontrado.

- ¿Hablás de esto con los demás chicos argentinos que están allá?

- Sí, siempre hablamos. Pero ellos son más chicos que yo. Yo no sé si tengo tanto tiempo para ver si puedo arriesgar a nivel competitivo o no. Yo le doy más prioridad a otras cosas ahora.

- ¿Se juntan a pasar las festividades juntos, a comer asados?

- Con algunos chicos sí, siempre hay alguna ocasión para visitar a los amigos que viven en otras ciudades. Eso te ayuda a soportar un poco el desarraigo. La verdad que salir del país no es para cualquiera.

- ¿Alguna vez lloraste?

- Sí, seguro. Hay momentos que decís '¿qué carajo hago acá?'. Sobre todo los primeros días. Incluso este año me pasó porque estuve solo. Mi hijo recién nacido estaba en Tucumán porque le tenían que dar el alta el médica para viajar porque era muy chiquito. Fue duro. Porque aunque con los italianos te llevás bien, tienen buena onda, después del partido cada uno sigue con su vida. Y uno se siente solo.

- Extrañás, entonces... ¿pensás en volver?

- ¿Querés que te diga lo que más extraño? Mis amigos y jugar el domingo en la cancha de Universitario (foto izquierda). Los domingos, todavía me pongo un poco nervioso. Pero también pienso que es el camino que elegí, que mal que mal, yo ya viví esa parte con siete años jugando en la Primera de Uni, en el seleccionado tucumano. Por eso uno piensa en qué es lo que me conviene, en la familia, en el futuro. El día que me vuelva tengo que pensarlo muy bien. Pero ganas no me faltan.

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