miércoles, 12 de marzo de 2008

Decisiones amargas

El pirata no tendrá competencia en todo el 2008.
En la última reunión de Comisión Directiva de la Unión de Rugby de Tucumán, la Comisión de Competencias tomó dos decisiones: la primera, dejar el formato y las características del Regional 2008 tal cual como se jugó el año pasado, esto es dos zonas con 9 equipos cada una pero con la salvedad de que los diez primera clasificados disputarán en el 2009 la Zona Campeonato y los restantes, la Zona Clasificación. Menos uno. Corsarios, uno de los equipos tucumanos, no podrá participar del actual torneo.
¿El motivo? La aplicación del artículo 8º que dice lo siguiente: "El club que no presente equipos para jugar un partido programado será retirado automáticamente del torneo en las dos divisiones (Primera e Intermedia) no pudiendo participar el próximo año en ninguna de ellas. La única excepción a esta sanción es un motivo de estricta fuerza mayor, debidamente cormprobada, quedando sujeta la decisión la H.C.D. de la U.R.T.".
La resolución es la siguiente: "En virtud de la aplicación del artículo mencionado del reglamenteo del Campeonato Anual Regional 2007/2008, el club Corsarios R.C. no podrá participar con sus divisiones Primera e Intermedia del Campeonato Anual Regional 2008".
En mayo del año pasado, había sido contundente con mi comentario al respecto del club Corsarios, entidad donde despunté el vicio en mis adolescentes años cuando el rugby todavía se vivía con cierta efervescencia en la provincia.
Corría el año 1988 y con algunos compañeros de colegio, ávidos por probar las mieles rugbísticas, aceptamos la invitación de un ex compañero de aula para integrarnos al resurgir de uno de los clubes históricos. En aquella época se estaban gestando clubes como Los Cerros, C.E.C., Tankay (en la ciudad de Tafí Viejo) Bajo Hondo, el Jockey Club (estos dos todavía continúan) y otros más que no vienen a mi memoria, lamentablemente. Tenía 17 años. Yo quería jugar al rugby desde los 7, pero mi madre, haciendo el papel de madre, me negó la oportunidad de ir a practicar con mi primo porque era un "deporte muy violento", según ella. Encima, le tuve que dar la razón cuando se fracturó la muñeca mi primo.
Pero con los campeonatos ganados por Tucumán y las visitas que comenzaron a llegar por estas tierras, esa llamita que tenía encendida por la pelota ovalada se hizo más fuerte.
Fue, digamos, una linda experiencia. Jugué algunos partidos. Conocí muy buena gente, como el Gallego Rodríguez, que en ese momento era el presidente, el hoocker de la primera, el entrenador, el arquitecto, el intendente, el cortador de césped, el pintor y no sé que otros oficios más ocupaba en la institución, predio que tenía una sola cancha, apenas un alambrado (si es que no se lo robaban) y una especie de casilla que hacía las veces de vestuario. El quincho, siempre con los vidrios rotos por las "picardías" de los chicos de las villas vecinas o los focos colgando a medias, siempre dejando el agujero negro o los casquillos de las lámparas. Sí, los robos eran frecuentes o eran blanco de quienes consideraban divertido ensañarse con el club.
A pesar de todo eso y de los sinsabores que significaba ir y encontrarse con esas imágenes, el Gallego iba una y otra vez esperando, no sé, tal vez un milagro. Una devoción pocas veces vista en mí. Y era un tipo que contagiaba esa pasión por los colores negros al igual que Pichuco Flores, actual presidente de la entidad. Dicho sea de paso, el Gallego sigue en el club, ahora entrenando a los forwards.
Yo no tuve tanta pasión. Me gustaba el rugby, sí. El club me había hecho un lugar pero me fui, tras un pequeño entredicho con quien fuera presidente, Víctor Such. Tenía apenas 20 años y quería que las cosas se hicieran "seriamente" y que los Piratas no fueran siempre vistos como una especie de rejuntados, de jugadores desechados de otros clubes porque no tenían lugar. En esa época, todos queríamos jugar al rugby.
Una vez me sentí avergonzado. No era capitán ni siquiera el sub capitán. Apenas si me tenían en cuenta para entrar a jugar. Además, a eso iba. ¿Para qué gastarme en otros clubes que estaban llenos de flacos con ganas de practicar el deporte de moda?
En fin, estábamos en Tarcos haciendo la entrada en calor y, no recuerdo quién era el entrenador, me llama y me dice: "No juntamos quince. Andá y decile al capitán que no vamos a jugar". "¿Cómo? ¿Qué pasó con Gaby, con Nari (los apodos son reales pero no me pidan los nombres) y los demás?", le espeté.
"Se fueron a jugar con la Primera. Andá y decíle eso", me contestó. Claro: el club apenas si tenía para juntar una veintena de pibes para completar las Menores de 21 y tuve que ir a decirle al capitán de Tarcos que, si quería jugar, sólo lo haríamos con 13 jugadores.
Me miró de soslayo, penetrante y sobradoramente me dijo: "No se presenten" y se dio media vuelta.
Con mi orgullo herido, tuve que desvestirme e irme a casa.
Me fui diciendo: "Ustedes, así, nunca van a llegar a nada"... Y me fui.
Hoy me arrepiento, no de tener razón. Sino de no haberme quedado para dar una mano, intentar cambiar las cosas, ayudar, proponer ideas, no sé... Algo.
La historia se repitió pero esta vez hubo un castigo mayor aunque Porrón (apodo exacto si los hay) me asegura que probablemente esta decisión se deba a la vez que viajaron a Salta, a jugar con Tiro Federal pero que el juez había cerrado la ficha cuando ellos se presentaron. Los que quieren al club y tienen ganas de hacer algo, se reunirán mañana para ver qué camino toman. Pero la decisión de la URT ya es cosa juzgada. Ahora los planteles de Primera e Intermedia estarán un año sin competencia. Espero que sirva de reflexión.
Y para mí también.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la medida tomada por la URT puede ser justa, pero no creo que le haga bien al rugby tucumano, de esta manera Corsarios camina a desaparecer y eso seria una lastima.
un abrazo!


Más información en www.rugbytucumano.com.ar