Tampoco pienso que sea por la escasez de algunos alimentos en las góndolas de los supermercados (recurso bajo si los hay porque hasta hace dos días estaban llenas) o la falta de mercadería en las carnicerías.
Ni siquiera estimo que sea por el desabastecimiento de los combustibles.
El aumento del 50% del valor de las entradas para ver el partido semifinal del Campeonato Argentino de Rugby entre Tucumán y Córdoba me parece, más allá de un directo golpe al alicaído bolsillo de los trabajadores medios, un despropósito teniendo en cuenta el enrarecido clima que se vive en nuestro país.
En la fase clasificatoria el ingreso a la cancha costaba $10 (diez pesos) para los mayores mientras que los menores de 14 años pagaban un seguro de $3 (tres pesos).
Según el último boletín enviado por
Hagamos números: familia tipo, con hijos adolescentes, cuatro personas. Supongamos que la señora no tenga ganas de ir a la cancha y se queda con las amigas a tomar té y jugar buraco, mientras escucha por
Sumemos: $ 30 por dos mayores y $ 10 , por los menores. Eso sin contar el viaje (taxi, promedio, 7 pesos) más lo que se pueda ingerir en las instalaciones, siempre y cuando no sea una Coca trucha que te cobran tres pesos la botellita de medio litro. Además, si uno decidió ir en su propio auto, debe contar que por el estacionamiento se paga $3 (tres pesos) por derecho de “cuidado del vehículo”.
Una salida de 70 pesos aproximadamente sin tener en cuenta que la familia tipo pueden ser más de cuatro personas.
Más allá del mito instalado de que la gente del rugby es toda “gente bien” que puede gastar $100 en una tarde rugbística, me parece lisa y llanamente un decisión poco feliz el aumento de la entrada.
Se podría poner como justificativo el alquiler de una nueva tribuna tubular (que fue encargada para aumentar la capacidad) pero, en realidad, ese gasto debió estar previsto desde antes y no cubrirlo con el precio de la entrada.
Creo que a nadie le hubiera molestado pagar dos pesos más por la entrada. Era hasta razonable.
Pero cuando hablamos de un aumento del 50% en el precio, la cosa cambia.
Y hasta ahora, el público no acompañó en cantidad como lo supo hacer años anteriores aún a costa de saber que el equipo juega bien.
Pongamos el ejemplo de Buenos Aires: la camiseta oficial no tiene publicidad mientras que la alternativa (la blanca) tiene sólo uno que es la lotería de la provincia. No nos vayamos tan lejos: Rosario (una casa de artículos para el hogar) o el mismo rival del sábado, Córdoba (una empresa de telefonía celular), tienen un sólo sponssor en su camiseta.
Pero además de sellar de marcas a la camiseta, ahora se sube el precio de las entradas.
Lástima, hubiera sido bueno saber el por qué del aumento.
¿Acaso
Si pensamos sólo en el hoy, perdemos de vista el futuro. Y así como se alabó en su momento la planificación y la dedicación de dirigentes, plantel técnico y jugadores para lograr objetivos deportivos también sería bueno que se planteen objetivos institucionales como tener un verdadero estadio para jugar partidos de estas características o recibir visitas internacionales.
Así uno pagaría con gusto el valor de una entrada que hoy, sinceramente, se parece más a una remarcación de supermercado que a un aumento justo y razonable por la calidad de espectáculo al que uno va a asistir.
Hasta la próxima.
Un abrazo
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