miércoles, 26 de marzo de 2008

Cuestión de fe

El ala del Lawn Tennis, Ignacio Haustein, está recuperado. ¿Será de la partida el sábado?
Hoy hablábamos con Tato Heredia, colega de El Siglo (uno de los diarios de Tucumán) especialista en turf y rugby, que La Naranja viene jugosa este año.
Coincidíamos en que fuimos uno de los pocos, poquísimos medios diría, que no mató al equipo en el debut del Campeonato Argentino.
En el primer partido, contra Rosario, hubo quien se acercó al entrenador y le dijo al pasar que no se preocupe, que era el primer partido y que podían mejorar.
Realmente sorprende que nadie se haya percatado que Tucumán, si bien pudo jugar atado en algunos pasajes del partido o que tuvo errores de manejo producto de los nervios (reconocido por los mismos jugadores después), realizó una producción muy por encima de cualquier equipo (dejando de lado Buenos Aires, por supuesto) en esa primera fecha.
Podemos repasar, si quieren, aunque creo que sería engorroso. Me limitaré a decir que Tucumán hizo seis tries y pudo hacer más, nada menos que a Rosario. Sí, está bien, no era el Rosario de otros tiempos, es cierto. Pero este Tucumán tampoco es el de otros tiempos.
Es el que nos toca vivir, disfrutar y gozar, si algunos tuvieran la capacidad de poder apreciar el poder y nivel de juego que alcanzaron los jugadores del seleccionado. Porque tiene un equilibrio entre experiencia y juventud alcanzada sólo en equipos que lograron la madurez en el juego.

También tiene un juego completo, desplegado, gracias a su excelente capacidad física.
Con Tato hablábamos que el rugby es un juego donde prima la lógica, tema que tocó también landriman en rugbydesalta.blogspot.com.
En el fútbol, una mala tarde del arquero, la defensa, los delanteros o errores del árbitro, pueden hacer perder a un equipo por dos goles de diferencia. En el rugby no.
Sí se puede perder un partido por un penal sobre la hora o por un try no convertido cuando las fuerzas son parejas.
Perder por treinta o más puntos, no es simplemente explicado en la frase "tuvo una mala tarde", ya sea del árbitro o los jugadores. Y esa es la diferencia (para los exquisitos punto más, punto menos) que le sacó Tucumán a sus rivales en la fase clasificatoria. Fue superior.
Te desgasta con los forwards y te define con los tres cuartos que están rápidos y efectivos. Tucumán tiene opciones para definir una jugada, algo que se vio contra Santa Fe cuando el dueño del in goal fue Lucas Barrera Oro pero pudo apoyar cualquiera de los compañeros que tenía a la par.
Claro, ahora viene Córdoba que sabe muy bien cómo jugarnos y tuvo buenos pasajes de rugby en el torneo. Ahora suma que tiene un muy buen pateador como Esteban Roque. Por lo tanto, la cosa no pinta tan fácil para La Naranja aunque a ellos también le sacaron una ficha de lujo: su full back Bustos Moyano.
Sin embargo mi colega Tato Heredia, quien asegura que le gusta jugarse, no sólo dio el equipo en su nota del día de ayer confirmando el regreso de Nacho Haustein, repucuperado de su lesión, y la de Felipe Betolli en la primera línea además de Ezequiel Faralle por Gabriel Ascárate y Nicolás Centurión (foto) por Dino Cáceres, sino también dejó entrever que la preparación de La Naranja conjugada con la localía, es un cóctel prácticamente imposible para los rivales. Piensa, confía, cree, que este año a Tucumán no se le escapa el título.
Habrá que ver si tiene razón. Sería lindo volver a sentir ese cosquilleo de estar otra vez en una final. Y si es Buenos Aires el rival, mejor.
Yo, me tengo fe. ¿Y uds.?
Hasta la próxima.
Un abrazo.

Agradecimientos: Tato Heredia - Fotos: Guillermo Lamarca (h)

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